martes, 18 de marzo de 2014

Antonio Machado . La tierra de Alvargonzález.



En el otro blog (Aula 210), hay mucha información sobre los autores del 98, pero os selecciono aquí algo sencillo sobre  "La tiera de Alvargonzález",  romance que está incluido en su libro "Campos de Castilla". A continuación, os subo un enlace a una guía de lectura en la que destaco  los temas del 98 que desarrolla Antonio Machado  y la simbología que utiliza el autor en sus poemas.


-  Formalmente, estamos ante una recreación de los romances; más bien, ante la creación de un "romancero apócrifo". Lo apócrifo, la creación de una realidad paralela (que no falsa), es una técnica que Machado usará a menudo. No en vano crea la figura de Juan de Mairena para decir por su boca sus verdades, sus ideas y su posición filosófica, a la vez que se asienta en el sentido común y  la tradición. Pero volvamos al romance: 712 versos organizados en 51 romances, con un tratamiento similar a los antiguos romances de ciego, con un argumento del gusto popular: un crimen ignominioso, un parricidio contra el que se inicia una venganza implacable por parte de todos los elementos de la naturaleza, que conducirán a los asesinos a una muerte necesaria para que se recupere el equilibrio natural. 
- Dedica esta obra a su amigo Juan Ramón Jiménez. Esta búsqueda de la esencia poética forma parte de  una reflexión que culminará con la denominada "poesía pura" que veremos en Juan Ramón.
- Desarrolla el tema del cainismo. Este tema es muy importante en Machado y en otros autores del 98, puesto que al tratar el tema de las gentes de España, critican sus principales vicios, y se centran en la codicia y la envidia como pecados capitales de esa España que ellos critican y de la que se duelen. Conecta este tema con las fuentes bíblicas. No es la primera vez, ya vimos en el estudio de San Manuel Bueno, mártir, como Unamuno usaba a sus personajes con simbolismos llenos de reminiscencias bíblicas (Lázaro y su "resurrección"). La codicia es el eje de acción de este romance. La envidia hacia el hermano menor, que se muestra bondadoso y es bendecido (como Abel), también aparece en la obra. 
- El papel que juegan los elementos de la naturaleza es fundamental en esta obra. Son frecuentes las personificaciones. La voz es el elemento en el que se basa este recurso literario. Todo desemboca en un final trágico e inevitable, como si el destino tuviera previsto el castigo final al que no se puede escapar.
- Es una obra muy elaborada, una idea a la que Antonio Machado dedica mucho tiempo; este texto lo reelabora también como relato en prosa.


GUÍA DE LECTURA DE CAMPOS DE CASTILLA, DE ANTONIO MACHADO

Paseo de San Saturio, a orillas del Duero.
                                    





¡Equilicuá!



El otro día en clase me preguntasteis que en qué idioma hablaba al decir "¡equilicuá!". Y me disteis qué pensar... y a estas horas le puedo dedicar un ratito a investigar un poco este tema.
Lo recoge el diccionario Wordreference y dice esto:

¡equilicuá!

  1. interj. que se exclama cuando se encuentra la solución a un problema o la respuesta acertada a un enigma:
    ¡equilicuá, ya lo tengo!
Pero esto no aclara nada sobre su origen. 
En una página muy curiosa  (El Bienhablao) hay un pequeño foro cuya conclusión es la siguiente: 


Después de estudiar las diferentes respuestas dadas a la misma pregunta y consultados varios diccionarios de uso y multilingües, este asunto se puede resumir en: 

La expresión correcta es: ¡equilicuá!. 
Es una corrupción de la también interjección italiana (posiblemente dialectal): "eccolo qua", que a su vez deriva de la latina "eccum hac", cuya traducción literal al italiano sería "ecco per di cua". 
La traducción al castellano de la frase "ecco qua" es "he aquí". 

Pues ,¡listo! ¡Equilicuá!